MALAGA 1-0 SPORTING. El final esperado

NINGUNA OCASION RESEÑABLE PARA EL SPORTING. NO SE CUMPLIO NINGUNO DE LOS RESULTADOS NECESARIOS.

Los pañuelos ya están secos porque las lágrimas se derramaron en batallas anteriores. En esos partidos clave contra rivales directo en los que el equipo nunca respondió. Porque de haber cumplido en El Molinón contra alguno de los equipos de abajo de la tabla (salvo contra el Rayo) se hablaría de otro final de Liga. Los rojiblancos han conseguido puntos suficientes frente a los equipos que no lucharon por la salvación. En cambio el descenso se ha fraguado contra los de su Liga, como son Zaragoza, Racing, Mallorca y Villarreal.
El partido de La Rosaleda ha sido la confirmación de la mala temporada. Clemente fijó un guión rácano que se cumplió hasta el descanso. Un Sporting centrado en no encajar gol para sorprender en la segunda parte. Pero es dificil que la Santina obre milagros cuando no se pone de tu parte. Era tarea casi imposible que sorprendiera, cuando el total de la creatividad estaba en el banquillo, en las botas de Andre Castro, Rivera y Cases. Un sufabeto sería capaz de contar el número de ocasiones mencionables para el equipo asturiano. Ninguna.
Tras el descanso llegó el plato que llevaban cocinando los andaluces. En uno de lis puntos débiles del Sporting durante esta dos últimas temporadas, los córners. Es una losa que ha arrebatado muchos puntos importantes, tornando los partidos cuesta arriba. A Clemente solo le quedaba una bala, y la uso en meter a Nacho Cases. No fué suficiente para tan siquiera soplar a Kameni. El cuál paso inadvertido en el partido, pues apareció mas en la posterior celebración que en los noventa minutos.
La afición que se desplazó es de admirar y vorar, pues desde la televisión se escuchó en varias ocasiones sus cánticos de ánimo y unidad. Mas si cabe con el pitido final.
Esto no fué mas que el postre esperado, fruto de una mala temporada. Peor planificada si cabe desde el principio. Solo queda valorar lo dificil que es la élite del fútbol español, y seguir arrimando el hombro de cada uno con la cabeza puesta en ello.

Dani el Pulga