Atrás quedan los momentos de Iker como capitán modélico, que únicamente lo es cuando se viste con la selección. Y es que Iker de la mano de Mourinho a cambiado mucho, sobre todo en la actitud. Era un tipo ejemplar, que rara vez, por no decir que ninguna, perdía los papeles y/o tenía malos gestos hacia compañeros, adversarios o colegiados. Desde que a llegado el luso al banquillo, el gran portero blanco se dedica a hacer gestos durante los encuentros, quejarse desmesuradamente a los arbitros aunque le cuesten tarjetas, aunque sea para evitar la de Lass, y promover la polémica ya sea en rueda de prensa o a pie de campo. Al menos le queda el ejemplo que lleva dando durante años de la mano de Aragonés y ahora con Del Bosque.
Y que decir de Ramos, una personalidad de peso en el vestuario pero que no da imagen de capitanía. Como ser expulsado y dar la mano irónicamente a cada colegiado y demás. Y es que desde la entrada de Mourinho el roll que deben dar los cabecillas del equipo es muy distinto. El caso es defender a su equipo y sus combatientes, al precio qie sea. No importa si para eso es necesario faltar al rival o los arbitros, continuos gestos de ironía y soberbia. Habría que saber si ese es el señorío del que quiere presumir Florentino Pérez, o si todo eso es ser caballero del honor, como bien predica el himno del Real Madrid.
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