UN ZARAGOZA RUIN TOCA Y HUNDE AL SPORTING EN EL DESCUENTO. LOS CAMBIOS DE CLEMENTE NO PROPORCIONARON NADA POSITIVO.
Más tensión que fútbol, mas nervios que atrevimiento, mas miedo que valentía. Así se puede definir el partido. El conjunto rojiblanco lo intentó, pero nunca con todas las fuerzas. Nuevamente le tocó remar a contracorriente, y nuevamente se quedó viendo la orilla desde lejos. Los maños, sabedores de su trayectoria ascendente se presentaron en El Molinón con la consigna principal de no perder. Y anteponiendo la inteligencia se llevaron todo el botín.
El equipo de Clemente intentó siempre tener el control del balón, moverlo hacia una banda e intentar la internada. Ahí es donde mas se notó la ausencia de Mendy. Que aunque no sea el mejor jugador del equipo se nota mucho su ausencia en el once del de Barakaldo. De Las Cuevas, que disfrutó de mucho balón, pocas veces tuvo el apoyo adecuado para poder encarar con garantías en el uno contra uno. El equipo de jugones del Sporting (Cases, Rivera y Castro) se atascaba en la distribución de la pelota en numerosas ocasiones, aunque se hacía notar el criterio de juego.
Una mala salida de la defensa rojiblanca a la salida de un despeje, ocasionó la clara ocasión de Postiga. No falló por supuesto. Es lo que tienen estos jugadores que convierten en gol cualquier melón que reciban. Quizás lo que hemos hechado de menos en estas últimas temporadas, un delantero con olfato. A pesar de que esta puede que sea la mejor temporada de Barral desde el ascenso a primera.
El conjunto asturiano llegó mas en la primera mitad, pero clara solo fué un remate de Eguren al lanzamiento de un córner. Y mientras que algunos aún se sentaban rodeaos de cierto pesimismo tras el descanso, llegó el gol. El Uruguayo esta vez no falló. Nuevamente en el segundo palo remataba y llenaba el lleno Molinón de garra y esperanza. El publico empezó a empujar, los jugadores a sentir y el Zaragoza a maniatar. Sí maniatar, porque empezó a jugar con el sentir del estadio y con la presión que losaba sobre sus propios jugadores. Pareciendo conformarse con el empate comenzó racanamente a perder tiempo y usar triquiñuelas. Acciones que sólo consiguieron crispar a la grada y de paso poner aún mas nerviosos a los jugadores rojiblancos. Jugadorers que intentaban pero fallaban constantemente. Gran parte de esos errores pasaron por Rivera, que encadenó errores tanto en ataque como en defensa. Los cambios de Clemente no resultaron. Trejo por André Castro, algo que aumentó la pasividad de la mediapunta sportinguista. Sangoy por Barral, el de San Fernando había bregado durante todo el encuentro pero no parecía cansado. Y sacar a nuestro mejor delantero centro pareció lastrar. Pero el mejor delantero aún seguía en el campo. Colunga, partiendo desde la izquierda o el centro siempre intentaba encontrar la mejor opción de ataque. Un jugador que ha llegado tarde en la temporada y es el recambio ideal de Diego Castro.
Pero la clave para el hundimiento del Sporting estuvo en los cambios en su banda izquierda. Entró Canella por Orfila, pasando Lora a banda derecha. La profundidad que buscaba Clemente no cuajó, y junto a la entrada por Zuculini del Zaragoza se crearon los oasis maños. Lafita desorientó a la defensa como segundo delantero, entrando de fuera para adentro. Así llegó el gol, tras una asistencia de Zuculini por la derecha.
Las caras se volvieron largas, las bufandas rojiblancas caían abajo y se notaba la gravedad del gol maño. No está todo hecho, pero casi. La sentencia parece estar dictada y solo queda aplicarla.
Mientras, el Zaragoza sigue su línea ascendente. Tras un partido que supo jugar con el ambiente del estadio.
Dani el Pulga
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