No tengo otra palabra mas adecuada para describir las maneras de animar de la afición colchonera. Ayer, presenciando el partido de Europa League Atlético-Valencia (4-2) me volví a dar cuenta del incansable aliento rojiblanco. Ví la segunda parte, y en todo momento se podía apreciar el sonido ambiente del Calderón. No pararo de cantar en ningún momento. Y eso que comenzó el segundo acto tras el gol valencianista al filo del descanso. Lo que siempre supone un mazazo.
Siempre pude observar bufandas al viento y constantes saltos del público.
Posteriormente y por suerte, el equipo consiguió realizar un partidazo y poner la balanza a su favor con un gran resultado. Lo que evidentemente ayudó a la fiesta del graderío. Disfrutaron con cada gol, mas si cabe con el cuarto. Obra inconmensurable de un grandioso Falcao. Y mas si cabe, siguieron ayudando tras el segundo gol valencianista. Que resultó algo pesado por la aportación de alas para la vuelta. Un gol que pone picante pero injusto, probablemente.
La gran obra de la grada queda en aquella final de Copa perdida ante el Sevilla, en la que estuvieron coreando a su equipo incluso cuando el propio equipo sevillista recogía el trofeo.
Es un lujo tener una afición así, y yo algún día queisiera vivir una fiesta así en el Calderón.
Dani el Pulga
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