Tras el último fiasco liguero en Pamplona, acudió el Barça a la Champions para vaciar la mente. Y puesto que Pep tiene un grave dolor de cabeza con los encuentros cómo visitante esta temporada en el campeonato doméstico, que mejor que la aspirina de Bayern. Y mas si añadiamos el dato estadístico de que el conjunto de Pep nunca había ganado el primer encuentro de octavos. No fué la victoria mas brillante por juego, pero sí una de las mejores. Un 1-3 deja pie y medio en los cuartos al equipo blaugrana. Rozó el 80% de la posesión, pero estaba falto de profundidad hacia el marco rival. Quizá la manija de Xavi se notó en demasía. Pero hubo uno que se le fichó con cartel de figura, y en su primer partido como titular en Champions quiso serlo. El niño maravilla tiró de todo su repertorio en presión, carreras, espacios y búsqueda de huecos. Y en dos balones a la espalda rival golpeó la red para castigar a los de Leverkusen. Cuando mas les podía doler. Y por último hizo el suyo Messi para así casi sentenciar. Un Leo que ayer se preocupó mas de la elaboración, pero que igualmente quería su gol.
Muy bien tenía acostumbrado el pepteam a cualquier espectador futbolístico con su virtuoso juego y un sinfín de ocasiones, que casi siempre acababa con un saco colgado de la espalda adversaria. Ahora decide muchos partidos a base de paradones de Valdés, y delicias de Messi en ataque. Pero aún asi, parece seguir demostrando que es el mejor del mundo, aunque en la Liga tenga el morro sobado. Y de esta manera se pasan las migrañas traidas del Reyno de Navarra.
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